viernes, 1 de julio de 2016

La importancia de saber idiomas para reinar


Una mujer, sola, y abandonada, tendrá una vida muy difícil en un despiadado mundo de hombres. Para sobrevivir,  prosperar,  y quién sabe si llegar a reinar, necesitará tener buenos aliados, mejores consejos, y armas poderosas. Y con armas poderosas no me estoy refiriendo a tener dragones (aunque, claro, eso siempre ayuda), sino a una serie de armas fundamentales en toda batalla, sobre todo cuando careces de fuerza bruta. Las más importantes son la inteligencia, y la rapidez. Y para desarrollar ambas es absolutamente necesario dominar el arte de la comunicación,  o en otras palabras,  saber idiomas.

Los seguidores de Juego de Tronos llevamos desde el principio contemplando admirados el ascenso de una de sus indudables protagonistas, Daenerys, última superviviente de la antes poderosa casa Targaryen. De salvarse in extremis de la muerte , al nacer en un momento y lugar equivocados, a reclamar su derecho a gobernar sobre todos los reinos del mundo conocido. De ser vendida por su hermano como esclava sexual a un bárbaro de poca monta, a cambio de la sumisión de unos cuantos guerreros, a poseer uno de los más fieles y temibles ejercitos, que morirían  convencidos por su amada reina. Y en ese increíble viaje han tenido vital importancia las notables capacidades de Daenerys de dominar los idiomas. En un par de ocasiones, esa capacidad, despreciada por muchos, ha salvado a nuestra admirada heroína.

La primera de estas ocasiones, es uno de los momentos cumbre de la serie, el intercambio con los Bondadosos Amos. Daenerys llega a la ciudad libre de Astapor en uno de sus  momentos más bajos, domo viuda del jefe guerrero Khal Drogo. Éste, después de conseguir erigirse con la victoria sobre sus oponentes,  muere de una de las maneras más estúpidas e inoportunas (algo habitual en ese mundo tan cruel), dejando a Daenerys sola, abandonada por los guerreros que marchan a buscar a otro líder, y únicamente en compañía de los más débiles de la tribu, y de algún consejero fiel.
En estas condiciones llega al encuentro de un despiadado vendedor de esclavos, que viendo la debilidad de esa frágil mujer, pretende aprovecharse de ella. Este esclavista habla Valyrioun idioma antiguo usado en las ciudades libres, muy diferente al que se habla como lengua común en el "mundo civilizado" de Poniente. La comunicación se lleva a cabo, por tanto, con una intérprete. El esclavista, seguro de sí mismo, se pasa todo el tiempo fanfarroneando e insultando en su idioma a esa insolente mujer, que intenta comprar un ejército de sus mejores esclavos.  La intérprete se ve varias veces en un apuro, para suavizar las duras palabras de su amo, y no humillar más a esa pobre mujer.

Pero lo que no saben ninguno de los dos es que esa desvalida mujer tiene un arma secreta: el Valyrio es su idioma materno, propio de la familia a la que pertenece, y se lo enseñaron durante su infancia. Cada una de las fanfarronadas, cada uno de los insultos, es entendido, y recibido por Daenerys con resignación, para no desvelar su arma secreta hasta el momento oportuno.
El caso es que el esclavista sí que quiere algo de ella, uno de sus dragones, aún jóvenes, que será una espectacular joya en su colección de criaturas exóticas, y en el futuro uno de sus más poderosos esclavos. Daenerys se muestra resignada a perder a uno de sus preciosos dragones, que ella considera sus propios hijos, a cambio de conseguir el bastón de mando de un espectacular ejército de esclavos. 
El esclavista sigue insultando impunemente a la mujer hasta el mismo momento del intercambio,  cuando llega el momento de descubrir la verdad. Es el momento que ella llevaba esperando desde el principio. Daenerys les explica, en un perfecto Valyrio, que este idioma es precisamente su lengua materna. Además, tiene alguna cosa más que decirle al repugnante esclavista. 
No os desvelo el final de la escena, porque es para mí uno de los momentos cumbre de toda la serie.  Es mejor verla, y disfrutar:


Conocer y dominar una lengua materna, aunque sea una lengua muy minoritaria, es una de las mejores herencias que le pueden dejar unos padres a sus hijos. Es indudable que durante su vida les será muy útil.  Como en el caso de Daenerys.


Pero también conocer y perfeccionar otras lenguas es un arma poderosa. Aún existiendo las posibilidades actuales de traducción simultánea, el hecho de no depender de nada ni nadie para comunicarte con quien tienes delante, aunque sea de manera rudimentaria, puede ser de vital importancia. Siguiendo con las aventuras de nuestra amada heroína, llega un momento en el que se ve sola, abandonada incluso por su propio dragón, y es capturada por una tribu de guerreros Dothraki. Hace ya tiempo que murió Khal Drogo, el que fue su marido, y nadie en esta tribu la conoce. Por su aspecto occidental nadie supone que estuvo casada con un Dothraki, la tratan como una rareza, y se la ofrecen a su líder Khal Moro para que sea su esclava sexual. Nuevamente Daenerys da muestras de su extraordinaria inteligencia y habilidad, puesto que hasta que no está en presencia del Khal, y llega el momento adecuado, no desvela que sabe comunicarse en el idioma Dothraki. La escena de la conversación por sí sola es digna de ser analizada en un curso de negociación e influencia. Aquí la tenéis para que la disfrutéis:





En aquellos días cuando estaba iniciando su vida en la tribu Dothraki, Daenerys podía haberse desinteresado por completo de haber aprendido y perfeccionado el idioma. Su marido el Khal tenía esclavas de sobra que podrían haber hecho de interpretes. Pero en ese caso, ella siempre habría estado completamente fuera de cualquier conversación, siempre a expensas de que le llegara el mensaje traducido (y por qué no decirlo, manipulado, por la persona que se lo está traduciendo).


¿Os imagináis a alguien que quiere ser poderoso, que gobierna y decide sobre el futuro de multitud de personas, dependiendo de la traducción de todas y cada una de las conversaciones? Esas conversaciones, informales, en las que a veces se toman incluso más decisiones que en las conversaciones formales. Ese momento de descanso, cuando cada uno de los otros poderosos líderes está intercambiando opiniones, y que justo ha aprovechado tu traductor para tomarse un descanso. 
Ese momento, en el que te quedas fuera, en el que te quedas solo.  ¿Os lo imagináis?






En fin, que hay líderes que están condenados al fracaso, la mediocridad, e incluso a la ignominia. 


Pero hay líderes que tienen el poder para cambiar el mundo, a los que les espera la gloria, y para los que el destino tiene reservado un sitio en los libros de Historia. Y esos líderes saben que cualquier esfuerzo realizado para conseguir mejorar su capacidad de comunicación, nunca es en vano. 

Aprender idiomas es uno de los sacrificios que mayores recompensas nos van a dar en nuestra vida. Es una de nuestras más poderosas armas. Con idiomas conseguimos afilar nuestro cerebro. Como dice Tyrion Lannister, otro de mis personajes favoritos de la serie:

"¿Que por qué leo tanto? Mi mejor arma está en el cerebro. Otros tienen espadas, pero yo tengo mi mente. Y una mente necesita de los libros igual que una espada necesita de una piedra de afilar. Por eso leo tanto"

sábado, 30 de enero de 2016

20 años, 20 vidas




Hace 20 años que la conocí. Su mirada me cautivó desde el primer momento. El azar hizo que los dos, sin tener ninguna experiencia previa, tuviéramos que realizar un "pase de modelos" para un amigo común. Teníamos que cruzarnos en la pasarela, y ella me explicó que al volvernos, teníamos que mirarnos a los ojos. Hicimos un primer ensayo, cruzamos nuestras miradas... y me enamoré perdidamente de ella. Durante estos 20 años me he preguntado muchas veces qué es lo que vi en esos ojos, para caer inmediatamente a sus pies.

Nunca lo sabré con seguridad, pero una idea se ha ido abriendo poco a poco camino para explicarlo todo.

Hace poco, recibí recibí una primera pista. Una película que vi, casi sin querer, llamada Orígenes, en la que un biólogo molecular, dedicado al estudio del ojo humano, va cambiando poco a poco su absoluta creencia de que no existe Dios, gracias precisamente a las evidencias científicas que va obteniendo de que el iris humano, que se considera único (tanto, que sirve para realizar la autentificación biométrica de personas en todo el mundo, como si fuera una huella digital más avanzada), pero que puede que no sea tan único. No quiero destrozar la película, pero esa película me dejó algo. Algo que vas meditando poco a poco, algo que va y viene una y otra vez a tu mente, esperando que ates los cabos. Un poso, o un run-rún, que dirían algunos.

Ahora ya sé lo que era.


Hace poco, otra pista me ha llevado a atar cabos. Ha sido algo (bueno, más bien alguien) que me ha recordado un libro que leí hace tiempo, llamado Tiempos de Arroz y Sal, en el que los personajes principales no dejaban de encontrarse entre sí a través del tiempo, en diferentes vidas, gracias a la reencarnación de sus almas.

Un concepto interesante, la reencarnación. La creencia de las religiones hinduistas de que existe un ciclo sin fin en el que la esencia individual de las personas, se llame mente, alma, conciencia o energía, adopta un cuerpo material diferente cada vez que su anterior cuerpo muere, es una idea muy atractiva. No soy un gran conocedor de este tipo de creencias, pero me parece una excelente respuesta a la pregunta fundamental de lo que nos vamos a encontrar después de la muerte.

Cuando leí este libro, nada me hizo relacionarlo con la pregunta que de vez en cuando me volvía a la mente. Ni siquiera se trata de la trama principal del libro, sólo de un recurso para ir uniendo las historias a través de todos los siglos que pasan en la historia principal del libro.


Y de pronto, la vieja pregunta, la pregunta de qué es lo que vi en aquella mirada, volvía a aparecer. Pero esta vez una loca idea fue apareciendo en mi mente:

Quizás esa no era la primera vez que veía esa mirada.
Puede que no lo recordara, porque la anterior vez que la vi no era yo.
Puede que, aunque no pudiera recordar quién fui yo, algo en esa mirada me hiciera recordar. Me hiciera recordar que en aquella vida, que no recordaba, hubo una persona que me hizo inmensamente feliz.
Ni un solo detalle de esa anterior vida volvía a mi mente, sólo aquella mirada. Pero de una manera que no era capaz de explicar, aquel día reconocí aquella mirada, y todo encajó.


Hace 20 años de aquello. Nunca sabré si la idea que me ha permitido entenderlo es real o no lo es. Pero lo que sí sé es que no me equivoqué. Estos 20 años contigo han sido los más felices de mi vida.


Nos ha tocado vivir unas vidas complicadas, para las relaciones de pareja. Quizás en anteriores vidas, pasar toda la vida juntos fue algo más fácil. Pero fácil o difícil, hemos continuado juntos. Contra todos los contratiempos, contra todos los problemas, ella ha estado allí, para servirme de apoyo, de consejo, de guía. Me ha regalado tres maravillosas personitas, de las que estoy tan orgulloso, y que me recuerdan tanto a ella.



No sé dónde estaremos dentro de 20 años, pero si seguimos aquí seguiré recordando esa mirada como si fuera ayer.

No sé quién seré dentro de 20 vidas, pero estoy seguro de que si vuelvo a cruzarme con esa mirada, aunque sea en el cuerpo de una persona totalmente desconocida, volveré a caer atrapado en ella, y volveré a hacerme la misma pregunta. Aunque no sepa explicarlo, en algún recoveco de mi mente estaré recordando a esa persona que ahora me está haciendo tan feliz, y volveré a quedar atrapado para siempre.