martes, 8 de mayo de 2012

No enseñes a tu hijo chino, enseñale morse





De vez en cuando escucho a padres que, orgullosos, me dicen que han apuntado a su hijo a clases de chino. Su argumento habitual es que China será pronto la primera potencia mundial, y que conocer su idioma dará a su hijo una ventaja importante cuando se enfrente al mercado laboral. Sin embargo, bajo mi punto de vista esa es una de las decisiones más erróneas que pueden tomar esos padres si quieren que sus hijos adquieran conocimientos realmente útiles.
Como siempre, esta es sólo mi humilde opinión, pero intentaré argumentarla desde tres puntos de vista diferentes: histórico, geopolítico, y etimológico.

Desde un punto de vista histórico la situación actual de China no es muy diferente a la que ha tenido en otros periodos de la historia.  Por ejemplo,  en la Edad Media China aventajó claramente a Europa en tecnología al menos hasta el siglo XIV. La larga lista de sus grandes primicias tecnológicas incluye el hierro fundido, la brújula, la pólvora, el papel, la imprenta y muchas otras. También estuvo a la cabeza del mundo en poder político, navegación y dominio de los mares. A comienzos del s.XV envió flotas en busca de tesoros, formadas por cientos de embarcaciones y con unas tripulaciones totales de 28.000 hombres, décadas antes de que las tres minúsculas carabelas de Colón cruzasen el estrecho océano Atlántico para llegar a las costas orientales de América. ¿Por qué los barcos chinos no cruzaron el Pacífico para colonizar las costas occidentales de América mucho antes que Colón? ¿Por qué, en una palabra, China perdió su ventaja tecnológica frente a la hasta entonces tan atrasada Europa?

El fin de las flotas chinas buscadoras de tesoros nos ofrece una pista.  Siete de aquellas flotas zarparon de China entre 1405 y 1433. A partir de ese año fueron suspendidas como consecuencia de una aberración típica de la política local que pudo suceder en cualquier lugar del mundo: una lucha de poder entre dos facciones de la corte china: los eunucos, facción que había sido identificada con el envío y gobierno de estas flotas, y sus oponentes. De ahí que cuando la segunda facción se impuso en una lucha por el poder, dejó de enviar flotas, desmanteló los astilleros y prohibió finalmente la navegación de altura.

Una sola decisión detuvo la expansión marítima de China. Aquella decisión temporal terminó siendo irreversible, porque no quedaron astilleros para construir barcos que demostrasen la insensatez de aquella decisión.

En comparación, las flotas de exploración europeas estaban mucho menos desarrolladas por aquel entonces.  Cristobal Colón, italiano de nacimiento, cambió su lealtad hacia el duque francés de Anjou, y después hacia el rey de Portugal. Cuando éste rechazó su petición de naves para emprender la exploración rumbo al Oeste, Colón recurrió al duque de Medina-Sidonia, quien también la rechazó, después al conde de Medinacelli, quien hizo lo mismo, y por último a los reyes de España, quienes finalmente aceptaron su requerimiento. Si Europa hubiera estado unida bajo cualquiera de los tres primeros gobernantes, la colonización europea de América podría no haber visto nunca la luz.

Muchos otros avances, como la invención del cañón, la imprenta, la luz eléctrica, las armas de fuego, etc, encontraron al principio indiferencia u oposición en algunas partes del continente europeo, por una u otra razón idiosincrásicas locales. Sin embargo, si un estado no continuaba con una innovación concreta, otro distinto lo hacía, obligando a los estados vecinos a hacer lo mismo para no ser conquistados, o quedar rezagados. Nunca ha habido en Europa un déspota que haya podido cerrar el grifo de la difusión de las tecnologías e ideas.
Actualmente China se encuentra unificada de una manera muy similar a la de la Edad Media, bajo un régimen en el que las decisiones de unos pocos pueden afectar drásticamente a cientos de millones de personas, y desviar la tendencia actual de crecimiento de China en la dirección equivocada. Y si no, sólo hay que ver el inmenso efecto que tuvo la reciente Revolución Cultural de Mao Zedong sobre la economía china.

Desde el punto de vista geopolítico, no es difícil darse cuenta de que todos los estudios serios sobre la situación geopolítica mundial del s.XXI reservan a China un papel relevante. China representa el candidato más importante para disputar a Estados Unidos la supremacía económica que ha gozado desde principios del siglo XX. Junto con Rusia, Japón, la India e Irán  representan un modelo basado en un gobierno central fuerte y eficiente en la promoción del crecimiento económico, que impone orden y estabilidad internamente –un gobierno autocrático– Pero para casi ningún autor esto se reflejará necesariamente en una rivalidad política internacional.  El objetivo central de este modelo es fundamentalmente interno y centrado en el crecimiento de la economía y la resultante reducción de la pobreza. La mayoría de los autores consideran que existen y existirán las condiciones para que Estados Unidos se mantenga como la gran potencia en el siglo actual. 
Según el estudio de George Friedman en China existen tensiones sociales, diferencias regionales y vulnerabilidad económica que le impedirán consolidarse como una gran potencia. La combinación de estos factores producirá una crisis política que regresará a China a un escenario de fuertes rivalidades regionales con un gobierno central luchando infructuosamente por mantener el control. Como en el pasado, China terminará defendiéndose contra la penetración extranjera y siendo incapaz de proyectar su poder hacia el exterior.
Hay muchísima más literatura sobre la probable supremacía mundial estadounidense durante el siglo XXI, así que no parece creíble que dentro de 20-30 años, cuando nuestros hijos se incorporen al mercado de trabajo, dependamos más de las decisiones tomadas en Pekín que de las tomadas en Washington.

Y por último, el argumento que yo creo más contundente para convencerte de que no apuntes a tu hijo a clases de chino es el etimológico.
En el alfabeto chino mandarín, el idioma más utilizado en China, cada carácter está formado por una intrincada serie de trazos, a veces hasta 64.
La combinación de estos trazos de diferentes maneras le puede dar a cada uno de los caracteres significados totalmente diferentes. Los principales diccionarios chinos incluyen alrededor de 56.000 caracteres diferentes.  Aunque para una alfabetización puramente funcional “sólo” se requiere un conocimiento de entre 3.000 y 4.000 caracteres. Frente a los 26 caracteres del alfabeto inglés.


La escritura en chino mandarín en un ordenador es aún más complicada. No hay un sistema estándar, por lo que dos teclados chinos puede no ser exactamente el mismo y puede que no funcionen de la misma manera. Los usuarios de la China continental es probable que utilicen un método y un teclado muy diferente que los de Taiwán o los de Hong Kong.
El método transliteración Pinyin es uno de los más usados, y consiste básicamente en usar las teclas estándar del alfabeto latino en un teclado QWERTY occidental para producir un caracteres de la escritura china en base a su sonido. El ordenador convierte automáticamente la ortografía escrita en ortografía Pinyin a los caracteres correctos chinos en la pantalla. O al menos se supone, porque hay un montón de palabras chinas que suenan similar, pero un aspecto diferente en el papel.
Otro método usado para una mecanografía más veloz es el método de entrada llamado Wubi, que traduce la forma de los propios trazos chinos. Para escribir un carácter chino con este método se debe "deletrear" un carácter chino escribiendo hasta cuatro trazos, en una secuencia de teclas que corresponden a lo que parece y cómo se dibuja.
Como se puede ver el uso del idioma chino es sumamente complicado en el mundo actual de la información y de la comunicación por escrito.  Los chinos que quieren hacer negocios por el mundo utilizan y utilizarán la lengua universal actual, el inglés.  El chino no puede convertirse en un idioma universal hasta que no evolucione lo suficiente para que se pueda escribir en un teclado normal. Y la evolución de las lenguas no es precisamente rápida.


Así que si usted quiere proporcionarle a su hijo unos conocimientos realmente útiles, asegúrese de que aprenda bien inglés.  El sistema educativo actual tiene unas tremendas limitaciones en la enseñanza del inglés, y todo el esfuerzo que se invierta en reforzar esta aptitud tan básica en el mundo actual será la mejor inversión que le puede ofrecer a su hijo.


Pero si lo que usted quiere es proporcionarle conocimientos inútiles, tampoco le enseñe chino, enséñele morse. Al menos cuando ocurra algún desastre apocalíptico que corte todas nuestras comunicaciones, excepto las de radio, su hijo conocerá el único idioma que se podrá utilizar para comunicarse a distancia.  Si, ya sé que eso es muy poco probable, pero aún es menos probable que los chinos logren la supremacía mundial durante este siglo, y que además decidan imponer su idioma como lengua universal.   

Además, el morse es mucho más divertido y requiere mucho menos esfuerzo que el chino.


viernes, 4 de mayo de 2012

Al señor Ramón

Estimado señor Ramón,
Hace un par de días decidí hacer algo que me había prometido a mí mismo no hacer nunca: eliminar un texto publicado en este blog.

En ese texto me desahogaba (bien a gusto, he de decir) sobre  su forma de tratar un par de conflictos que surgieron entre nosotros.  Reconozco que utilicé palabras muy duras, pero intenté explicar bien por qué utilizaba esos términos y no otros.
No he decidido eliminar ese texto porque me arrepienta de esas palabras, ni porque tenga miedo a las consecuencias.  Me alegro de que por fin haya encontrado el texto original, y le repito lo que le escribí entonces: "Si llega usted hasta aquí y lee estas palabras, no espere que yo me retracte de nada de lo que he escrito. Y sepa también que en el mundo actual de la información es mucho mejor abrir canales de comunicación que cerrarlos, porque si alguien está descontento con usted ya encontrará la forma de hacerlo; no tiene más que escribir sus quejas en un blog, y queda escrito para la posteridad."
Hay dos razones más importantes para que haya traicionado mi promesa.  La primera es que no quiero que nadie se lleve una mala impresión del colegio en el que usted es director por mis palabras.  Al escribir impulsivamente llevado por mi monumental cabreo cometí un error del que me arrepiento: mencioné varias veces su nombre completo y el nombre del centro, por lo que alguien podría encontrar esta publicación mientras buscaba, por ejemplo, opiniones sobre este centro escolar en internet. No se preocupe, esto no ha pasado realmente, porque hasta hace dos días los únicos que leían mi blog eran mis familiares y amigos más cercanos. Aunque le recomiendo que reflexione sobre mis palabras, si sigue resolviendo así los conflictos que surjan con los padres usted mismo se encargará de estropear la imagen del centro.

La otra razón es que usted, personalmente, no se merece que cuando se busque su nombre completo en Google, el primer resultado que se muestre sea una dura crítica a su persona.  Nadie lo merece.  Sólo hay que darse una vuelta por el grupo de Facebook ex alumnos para darse cuenta de que hay muchas personas que le admiran, sobre todo como profesor.  Como director me ha costado más encontrar a alguien...


Rubí, a 4 de Mayo de 2012